Ando inquieta: tengo ganas de pelarme y salir corriendo.

Foto: A.Wasiliew.

Lo cabal.

Desde la piedra surge la tierra aventurera para crear la oscilación de lo único.

Es como si el viento soplara colores para mezclarlos en un sin fin de encuentros y desencuentros.

Se acerca más a lo animal y consagra lo divino del espíritu del universo.

La humanidad amamanta a la historia mientras el sol espera su destino.

Surge un rayo de luz.

Con una caida nace la criatura y el llanto aterroriza desde un eco que rebota sin sentimiento.

Ese llanto que marca el inicio.

Se abre la puerta que lleva a lo explosivo y se elevan las cosas de forma serena y majestuosa.

Un horizonte de guerra para llegar a lo esencial.

La humanidad amamanta a la historia para ver crecer sus aventuras de ayer y hoy y tal vez mañana.

Y será la respuesta de los sabores multiples que inusitados llegarán al apogeo.

El espantajo recóndito se perdona y genera la químera del origen.

La supeditacón del Hombre en la energía.

Levitar en la percepción y algún día empaparse de ella.

El héroe esperpento

Yo quice gritarle unas cuantas verdades a ese hombre de piedra.
Pero el muy necio miraba con esa sensación de soledad que me dejaba fria el alma.
¿Cómo poder desahogar la ira?
¿O adiestrar una paloma que sin mala gana le llene de bosta la calva?
Detritos corrosivos.
En donde no fertilizen tus esbozos, sino todo lo contrario.
El hombre de tierra surje como un dragón atrevido contra lo que se escribe.
Y yo aquí, mirando ese esplendor que los libros te han creado, me pregunto como puedes permanecer tranquilo en la piedra con tanta sangre que fustigó tus ordenes y tus manos.

... Escrito por Alejandro y Francisca.
Un juego de manos.

A Caupolican y Lautaro (Pablo Neruda)

El último suspiro.

Eres tu pasado incierto que te creas con ayuda de recuerdos contados por otros.
Yo soy la que vino de tus semillas a dar un nuevo respiro al mundo.
Hoy te elevas a la búsqueda y me dejas las ganas de estar en tus libros, en tus charlas, en tus brazos.
Subiste el ancla siendo el capitán de ensueño de un alba púrpura de humedad penetrante.
Y me envuelves en árboles dibujados por niños cuando me entero de tu partida.
Yo como siempre sonrio.
Prendes tu último cigarro y peleas las últimas batallas.
-¿Quién es esta?-
Soy yo, la que te quiere no se por que razón.
Y me despido vestida de blanco.
Me mandas un abrazo con otro.
Un a vez más sonrio.
Ya el aire se va.
Y tu barco se marcha.
Y tus aviones vuelan.

Templanza

Me rio de las princesas de occidente que me gritan desde una esquina para invitarme a jugar a cosas de señoritas y caballeros.

-¡Yo no soy rosada!- Les digo

-Yo soy amarilla-

Y el otro día aprendí que el amarillo no existe.

Que es una ilución de este ojo humano que quiso ser el centro del universo.

Desde ahi mira, critica, encierra, vuela, sueña y hasta crea.

Yo no se si fue él el culpable del estancamiento.

Que deje de mirarme le imploro en ocasiones.

Y es que cuando lo hace me corrompe el corazón, el alma, el cuerpo.

Y el otro día aprendi que es bueno aprender de las desgracias.

Que no quiero vivir feliz por siempre.

Pedazo de naturaleza

Y con ese trozo de un pedazo de naturaleza el viaje se inicia a un bosque, un rio, una montaña, un espacio, una altura, un planeta.

Yo me pierdo.

Por segundos no me encuentro.

Se que estoy segura.

No se de ti, no se de mi.

Es la inmensidad de elevarce en la sin razón.

Solo es uno el ser: el todo.

Y surje el alimento del alma.

Apetitoso, delicioso. Un festin de lo real, de lo natural.

Recien ahora se quien soy.

Con un pestañeo vuelvo a este mundo.
Me siento segura.