A mí una vez me torturaron en el país de las personas ciegas
me ataron el corazón a leyes sin sentido clavándome la cara desafortunada de la desigualdad
me abrieron los poros para introducir el hambre, el frio y la sed de un pueblo explotado
reventaron el vidrio de mis ojos para impedir la imagen de mis hijos.
A mí una vez me mataron en el país de las personas sordas
me destrozaron el sueño de poder elegir mi libertad
me robaron el alma para utilizarla como el combustible maldito de las riquezas ajenas
bebieron hasta la última gota de mi sudor para luego vomitarlo de asco
A mí una vez no me enterraron en el país de las personas mudas
me dejaron expuesta a la inmundicia de sus vidas llenas de injusticia
me fui pudriendo en un absurdo donde lo real fue convertido en lo invisible
y mi rito no fue más que un sistema sin sentido donde cada boca fue domesticada.
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3 comentarios:
Hoy no quiero ser parte de ningún país.
Tus palabras encuentran regazo en la terapia. Ya puedes ir practicando frente al espejo.
Un beso pasado a esmog desde la capital del mal gusto.
Te amo Sweet, no lo dudes. Tu blog te quedó casi tan bonito como un trillonésimo de ti. Se feliz. Se feliz.
Nos vemos... (ya sabes donde)
oyee me encanta eso de la capital del mal gusto...
pffff esa capital tiene de mi historia tbn....
sirve decir ke mi corazón fue desterrado del pais de los sueños y llevado a la isla de la carne, lo real, lo tangible..hace poko tiempo atrás...
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